En el origen de Caravan Palace están tres programadores de secuencias que juegan con la electrónica, pero que son ante todo músicos adictos a Django Reinhardt y su jazz manouche.
Su proyecto acaba seduciendo a una cantante, un clarinetista y un DJ, dando lugar así a Caravan Palace. Con una estética de Zazous (los pre-pre-punks del tiempo de la ocupación nazi en Francia), producen una música eufórica, un improbable charleston futurista, haciendo lo que a pocos se les había ocurrido hasta ahora: asociar el clasicismo bailable del swing con la experimentación electrónica. Fue el grupo que dio la sorpresa en el WOMEX 2008.